Una historia anónima de una guerrera de la vida

Quiero compartir una historia, un historia anónima.
El domingo 6 de marzo fui a almorzar con una amiga de Mercedes, provincia de Buenos Aires, a un restaurante de campo. Nos atendió una moza, de unos 25 años.
Ella nos dio su nombre, pero para reservar la identidad, no la publicaré.
Nos contó que es madre de una niña de 9 años. Así es, fue madre a los 16, con un pibe que las abandonó.
Su papa la dejo y volvió a tener relación unos pocos años antes de morirse. Su madre, se fue a Lujan para no verla más.
Se crió, maduro y se hizo mujer en soledad, salvo su abuelita de 79 años a quien cuida, porque esta enferma.
Por ahora, es una historia más como tantas otras…

Pero lo mágico o increíble fue lo que nos dijo, a mi amiga y a mi.
Nos contó que no cambiaría ni un minuto su vida a pesar que fue dura, porque es feliz.
Pensé para mi en ese momento y le comente a mi amiga.
Esta chica, debería acompañarme en las conferencias y dar su testimonio, porque es una guerrera de la vida, y seguramente ayudaría a muchísima gente.
Simplemente, no hizo seminarios, ni cursos. Ni leyó libros de autoayuda.
Lo que hizo fue, no victimizarse. Cada cosa que nos relataba, no ventilaba odio, ni resignación. Su sonrisa y su luminosidad, hicieron que nuestro almuerzo, fuese una experiencia que la recordaré por mucho tiempo.

La vida nos enfrenta a situaciones que escapan de nuestros manos, y en el pocker de ella, no elegimos la carta para su juego.

Nos puede tocar cartas buenas o malas. Eso esta afuera de nuestra voluntad o decisión.

Lo que si esta en nuestras manos es cómo podemos jugar.

La protagonista de esta historia, jugó y juega para ganar.

Escrito por Victor Raiban