Mi jefe, un robot
¿Puede una computadora con inteligencia artificial ser nuestro jefe?
IBM acaba de anunciar que habría construido el primer cerebro electrónico basado en neuronas artificiales. El chip tiene un millón de neuronas, 256 millones de sinapsis programables y es capaz de realizar 46.000 millones de sinópticas por segundo.
Claro que por ahora estamos con un modelo embrionario de cerebro, sin alcanzar el potencial humano.
Observamos avances en este campo como en el implante neutral que conecta el cerebro de un persona con su corteza cerebral para casos de atrofia o accidentes cerebrovasculares.
¿Podemos replicar este modelo al management y pensar en un futuro en que las decisiones y la conducción de equipos sean desarrolladas por computadoras inteligentes ?
Exploremos algunas ideas que fueron publicadas por la agencia EFE en el artículo Cuando mi jefe es una computadora.
“Un grupo de investigadores de la Universidad de Massachusetts (UMASS), en Estados Unidos, ha desarrollado un sistema totalmente automático, que incluye de forma novedosa algunas actividades propias de un jefe y podría favorecer la creación de una nueva clase de empleos en la economía mundial.
Según sus creadores, esta herramienta denominada ‘AutoMan’, busca mejorar el rendimiento del ‘crowdsourcing’, una práctica que consiste en adjudicar por medio de una convocatoria abierta algunas tareas que habitualmente efectúa un empleado o un contratista, a un grupo numeroso de personas o a una comunidad, que no forman parte de la propia empresa u organización”
¿Puede una inteligencia artificial lograr el mismo impacto en los negocios que la conducción humana?
La ciencia ficción del siglo pasado viene planteando la posibilidad de tener robots con inteligencia. En este sentido, Isaac Asimov en su libro Yo Robot, planteaba una sujeción del robot a la decisión y voluntad del humano como una de las reglas fundamentales de la robótica.
La tecnología y la modernidad de la actualidad nos traen un dilema interesante de abordar.
En esta misma línea de pensamiento, consideramos que un gerente puede complementarse con las inteligencias artificiales, pero su intuición y percepción de las realidades subjetivas basadas en datos presentes y pasados, no puede ser remplazada. La empatía para inspirar y motivar son características distintivas de las competencias soft de todo líder extraordinario.
A su vez, el sentido de trascendencia que refleja los valores en la cultura de una compañía no será fácil para las computadoras, no podrán hacerlo carne en los ejecutivos.
El deseo, desde el aporte de Freud y la visión como lo describió Jung, es tarea de los managers administrarlos, gestionarlos y comunicarlos a sus liderados.
Como conclusión, ¿Podemos liderar con la inteligencia artificial y una supra meta inteligencia artificial?
Quiero compartir con ustedes algunas reflexiones que dejan de lado toda posibilidad de ser liderados por estas inteligencia
Lo que las computadoras inteligentes aún no pudieron desarrollar es algo irremplazable que es el amor y la inteligencia social.
“El lóbulo frontal regula funciones distintivas de nuestra especie: nuestra capacidad para desarrollar un plan y ejecutarlo, para tener un pensamiento abstracto, para llevar a cabo pensamientos lógicos, inductivos y deductivos, para tomar decisiones, para inferir sentimientos y pensamientos de los otros, para inhibir impulsos y para otra tantas funciones que nos vuelven hábiles para vivir en sociedad. Además, la corteza frontal es clave en la capacidad de meta-cognición, la capacidad de monitorear nuestra mente y nuestra conducta. Somos mucho más que hardware o software, somos nuestra experiencia que modula nuestra genética y nuestras conexiones neurales, somos nuestras pasiones, nuestras frustraciones, nuestros sueños y nuestra esperanza e imaginación” (Facundo Manes la Nación 18 de agosto del 2014)
Algunos ejecutivos convergen en sintetizarse como robots, son fríos y calculadores. Pueden dar resultados a sus organizaciones, pero ¿cuánto más efectivos serían si contribuirían con mejores relaciones en sus equipos?
Uno de los pedidos que expresan los ejecutivos es tener más reconocimiento por parte de sus jefes. Este acto genera mejores rendimientos en los liderados, simplemente por ser tenidos en cuenta y ser apreciados en sus lugares de trabajo.
El liderazgo es inspiración, y la pasión que puede trasmitir un líder a sus liderados.
El líder que ama lo que hace, lidera desde el corazón. Es una fuente de motivación para su gente.
Un jefe alienta buenos vínculos, contextualiza comunicaciones que generen realidades de futuros deseados.
Un jefe como robot, es una posibilidad que puede ser explorada sin lugar a dudas en un futuro. Pero estos nunca podrán hablarles desde el corazón y compartir experiencias superadoras con su gente.
Claude Steiner lo explica en su teoría de la economía de las caricias: el efecto que ejerce sobre el ser humano el hecho de crecer y vivir en una abundancia o escasez de signos de reconocimiento, de caricias, es clave. No haberlas tenido es la muerte misma. Es la sin razón del trabajo.
Escrito por Víctor Raiban
Leave a Reply