Los silencios como forma de comunicación
“Para protegerse del canto de las sirenas, Ulises tapó sus oídos con cera y se hizo encadenar al mástil de su nave. Naturalmente todos y cada uno de los navegantes podrían haber hecho lo mismo.
Sin embargo era sabido en todo el mundo, que aquellas medidas eran totalmente ineficaces, el canto de las sirenas lo traspasaba todo (….)” (Del cuento de Franz Kafka, “El silencio de las sirenas”)
Observamos muchas veces cómo en las organizaciones los actores se silencian para protegerse. El canto de las sirenas, o la realidad contingente, lo traspasa todo. Es de una miopía supina que los líderes se encadenen al mástil en un barco sin norte.
Este silencio es una forma de no comunicación, un autismo organizacional.
En este artículo te invito a que pensemos juntos en un modelo distinto del silencio, como forma de comunicación. No como desvío o ausencia de liderazgo, sino como parte de una meta comunicación, característica de un liderazgo sensible
¿ Los silencios comunican? ¿Les prestamos atención a los silencios activos de los otros?
Desde la lingüística, los silencios han sido tradicionalmente excluidos de la comunicación. Han sido traducidos como mera ausencia del habla. Actualmente, para destacar una adecuada interpretación, la lingüística toma al silencio como un fenómeno propio, como el del habla mismo.
El Haragei de los japoneses, el arte de la comunicación no verbal, nos dará un marco teórico al silencio activo que propongo analizar.
El Haragei es el arte de dar a las insinuaciones y a los silencios un marco importante en la comunicación. El silencio comunica, aún mejor que las palabras.
El silencio y los eufemismos o afirmaciones vagas tienen en la comunicación japonesa una importancia vital. A partir de ellos se comunican sentimientos y pensamientos que de otra manera, de viva voz, no podrían ser transmitidos.
En nuestro modelo occidental el silencio no sólo es incómodo sino sospechoso. Desde este modelo el silencio no comunica, o más grave aún, se piensa que cuando el otro hace uso de él, tiene la intención de ocultar el verdadero sentimiento, que de expresarlo sería una actitud sincericida.
En el modelo japonés hay expresiones que deben ser libradas de palabras para no interferir en la comunicación de la verdadera esencia o nodo emocional.
Claro está que nuestro modelo occidental es diferente de este proceso de comunicación con los silencios. En nuestro modelo los silencios, son pausas para pensar, para escuchar al otro, o para responder a veces con cortesía un no elegante.
¿Los ejecutivos de las organizaciones, interpretan los silencios como oportunidades para entenderse?
El silencio comunica, de una u otra forma. No siempre es ocultamiento o la no expresión del ser.
Tal vez, si pudiésemos suspender nuestras creencias y escuchar el silencio del otro desde un lugar activo, sensible, los silencios nos darían una enriquecedora información de las emociones del otro y de su modelo mental.
Para poder transitar esta percepción del otro me tengo que detener en mi yo para entrar al mundo del otro y bucear en su alma qué esta sintiendo, qué esta viviendo. Así tal vez tengamos la posibilidad de explorar el silencio como una buena manera de comunicarnos.
Para cerrar, comparto las palabras de Martin Luhter King, siempre de gran aporte: “Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos”.
Escrito por Victor Raiban
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