La ley de Murphy y las distorsiones cognitivas
Cuando nuestros juicios o modelos mentales nos limitan a un razonamiento lógico, es fácil caer en la justificación y el facilísimo. Podemos vernos tentados a tener pensamientos mágicos y justipreciar el negativismo.
¿Cuántas veces se descubrieron echándole la culpa a la mala suerte o al destino?
Con este tipo de razonamientos, ¿podemos encontrar soluciones y aprendizajes de posibles errores cometidos en el proceso de acción?
Veamos algunos puntos a considerar dentro de esta línea de ´desvíos´.
El recurso de la probabilidad, o la apelación a la probabilidad, es una falacia lógica que asume que porque algo es posible o probable es, por esa razón, inevitable.
La Ley de Murphy se basa en este principio falaz. La misma afirma que si existe algún punto que pueda ir mal, entonces irá mal.
Este razonamiento es erróneo porque asume certeza donde sólo hay probabilidad. Además, conduce a un auto-engaño, ya que elimina la posibilidad de asumir la propia responsabilidad cuando las cosas van mal. Pareciera que es inevitable porque es una probabilidad incontrolable. Al sitio al que esta visión nos lleva es a aquel en que la solución parece estar en cualquier lado menos en nuestras manos. Las personas que tienden a pensar de esta manera, tienen una distorsión cognitiva.
La ley de Murphy es una forma tragicómica, como una sátira de la vida misma y una manera ficticia de explicar los infortunios en todo tipo de ámbitos. Denota una actitud pesimista, resignada y burlona del devenir de acontecimientos futuros.
Como es común que recordemos los hechos negativos o traumáticos en mayor porcentaje que los positivos, buscamos en estas leyes las explicaciones tranquilizadoras de todos o casi todos los males. Pero como diría Neruda en su poema Tu Eres El Resultado, “la suerte es el pretexto de los fracasados”.
La buena o mala suerte no dependen sólo de causas externas. La cuestión de la mala suerte resulta un atajo para evitar buscar los motivos del fracaso.
La Ley de Murphy fue abordada por la ciencia. En un estudio científico acerca de las razones por las que elementos como el pan con manteca caen casi siempre del lado de la manteca, Robert Matthews -investigador de la Aston University en Birmingham- llegó a la conclusión de que no es la ley de Murphy la responsable de que el pan caiga del lado de la manteca, sino que se trata de un efecto físico. Según Matthews -que recibió el Premio Nobel de física por esta investigación en el año 1996- si la mesa desde donde cayera el pan tuviese tres metros de altura, daría una vuelta entera, evitando caer del lado no deseado.
Concluyendo, les propongo repensar de qué manera contribuimos nosotros mismos, ya sea por acción u omisión, a esos resultados no buscados o deseados, acusados por la mala suerte. En lugar de culpar a la desgracia o a la famosa Ley de Murphy, podemos intentar bucear en nosotros mismos las causas de esos posibles desvíos o errores en nuestros resultados.
Escrito por Victor Raiban
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