Una historia de liderazgo y equipo

Una historia de liderazgo y equipo

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Hace algunos años, en las costa uruguayas Raúl Frigoni y su hijo Gino se perdieron en Playa Honda, detrás de la Isla Gorriti. Las indómitas olas y ráfagas de viento tumbaron su catamarán que los llevó, a pesar de sus innumerables esfuerzos para enderezar la barca, al oeste.

No lograron ser vistos por más de 30 barcos que pasaron cerca de ellos. Su experiencia duró más de 24 horas en aguas orientales.

Cansados, con frío y acalambrados lograron mantenerse motivados y con fe. No dudaron que serian vistos para ser rescatados. Pero más allá de divisar barcos y sacarse sus remeras para hacer un banderín; no eran vistos. El desánimo y la frustración de no ser avistados duraba poco, lograron mantener el humor y las fuerzas.

¿Qué hicieron para lograr mantenerse íntegros y motivados?
Por sus testimonios podemos rescatar varios puntos que disparan una historia de liderazgo y trabajo en equipo.

El primer objetivo fue mantener la moral y la motivación alta. “Nunca dudé que íbamos a sobrevivir. Sabía que mi salvavidas era uno de los pontones del catamarán”. Comentó Raúl Frigoni.

Fe, optimismo y pensamiento positivo. Se trazaron objetivos cortos, alcanzables y se apoyaron el uno con el otro.

El trabajo en equipo se refleja en estas frases: “descansamos por turnos, y nos manteníamos calientes abrazándonos”. “Con el barco tumbado, la tela que une los dos pontones del catamarán actuaba como una vela veloz. Pero nos guarecimos detrás de ella y eso atenuaba el frío. Mientras uno permanecía sentado sobre el extremo del pontón, el otro hacía contrapeso, parado, en el extremo opuesto”, describieron padre e hijo.

El humor los llevó a sobrellevar esta traumática experiencia,” “Dale, pongamos la calefacción. Pero no la subas mucho a ver si me sofoco”, bromeaba el hijo. Y el padre le retrucaba con los titulares que imaginaba en los diarios: “Dos tremendos pelotudos fueron a «zoncear» al mar y ahora los busca toda la Armada”. ¡Qué vergüenza mañana!”

Por sobre todo la expresión de su amor, energía insustituible, inagotable y primaria los llevo a darles la fuerza y el coraje para sobrevivir.

La forma de respiración pausada y profunda atenuaba el temblor intenso -contó Raúl-.” hijo te quiero”, repetía el progenitor y Gino le hacía mimos y lo acariciaba

Te pido que compartas tu historia de liderazgo, todos tenemos alguna, por más pequeña que te pueda parecer, cuéntanos que hiciste o como trabajaste en equipo.

Escrito por Víctor Raiban para Puerto Managers

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